Brian es un empleado de Laerdal. Brian es un sobreviviente.
Brian es un empleado de Laerdal. Brian es un superviviente.
Brian come bien, hace ejercicio (también es el propietario de un gimnasio, nada menos) y no fuma. El epítome de la salud.
Inusualmente, los dos hijos de Brian, Giuseppe y Martin, estaban en casa por la noche. Y en lugar de irse a la cama temprano, como era su rutina habitual, Brian había decidido quedarse despierto hasta tarde para ver la televisión. Nadie puede decir con seguridad por qué cada uno se desvió de su rutina habitual, pero afortunadamente lo hicieron...
Cuando Giuseppe encontró a Brian convulsionando y sin reaccionar en el sofá, su primer pensamiento fue que su padre estaba teniendo una pesadilla. Llamó a su madre, que intentó despertar a Brian, cuando de repente se quedó sin fuerzas y no pudieron detectar el pulso.
Giuseppe y su hermano Martin (ambos de 16 años) entraron en acción. Giuseppe llamó al 911 y Martin comenzó a realizar la reanimación cardiopulmonar con la ayuda del operador del 911. Entre 4 y 5 minutos después llegó la policía y un agente continuó con la reanimación cardiopulmonar hasta que llegaron los paramédicos al cabo de 7 u 8 minutos. Utilizaron un desfibrilador y se detectó el pulso. A continuación, Brian fue trasladado al hospital y en ese trayecto su corazón se detuvo de nuevo y se volvió a utilizar un desfibrilador.
Ya, en el Vassar Brothers Hospital de Poughkeepsie (Nueva York), Brian sufrió una tercera parada cardíaca, por lo que le desfibrilaron otras cuatro veces antes de que su corazón volviera a funcionar.
La angustia que vivió su familia durante esas horas no puede expresarse con palabras.
Milagrosamente, Brian salió adelante y se despertó dos días después con una cicatriz en el pecho que esconde un desfibrilador implantado bajo los músculos del pecho que tendrá el resto de su vida.
Brian lleva 25 años trabajando para Laerdal y ha aprendido mucho sobre la "Cadena de Supervivencia". La cadena funcionó esa noche. La reanimación cardiopulmonar por parte de su hijo, el apoyo del operador, la respuesta oportuna de los servicios de emergencia y la excelente atención hospitalaria salvaron a Brian. Él dice:
” "Le debo la vida a mis dos hijos, a mi mujer y a todos los policías, paramédicos, médicos y enfermeras que no sólo me salvaron la vida, sino que me dieron la oportunidad de estar igual o mejor que antes del infarto. Doy gracias a Dios todos los días por haberme dado estas increíbles personas y por haberme dado una segunda oportunidad en la vida".
Salvar una vida es cuestión de decisiones humanas. Martin y Giuseppe habían recibido formación básica en RCP en el instituto y tenían una mayor conciencia de la importancia de actuar con rapidez después de escuchar muchas historias de Laerdal de su padre. Martin y Giuseppe actuaron con rapidez y decisión. Esto pone de manifiesto la importancia de la RCP por parte de los transeúntes.