Vaya a cualquier tablón de anuncios o foro de internet para trabajadores sanitarios y observará algo recurrente: una gran variedad de nuevos enfermeros abrumados con sus nuevas profesiones¹. Ya sea debido a la ansiedad sobre su nivel de competencia y/o a las demandas de su trabajo, muestran desilusión y se replantean sus carreras.  

¿Pero por qué?

¿Es por el plan de estudios? No está claro.  

Si el problema fuera lo que aprenden los estudiantes, estaríamos viendo una reacción a gran escala en el sector. No solo por parte de prácticamente todas las enfermeras, sino también por parte de los hospitales y centros médicos que las emplearan.

Teniendo en cuenta el panorama educativo de la enfermería, un reto siempre presente en los centros es cómo aprenden los estudiantes y cómo se les imparte ese conocimiento².

En un entorno de aprendizaje estándar (piense en una sala de conferencias) los estudiantes reciben clases magistrales, realizan prácticas y son evaluados mediante exámenes y pruebas con alguna observación ocasional por parte del instructor. Pero esto se queda corto para muchos, ya que lo que se controla es lo que saben, y no cómo están preparados para ponerlo en práctica, al contrario de lo que ocurre en la formación basada en la simulación³.

No se comprueba su preparación para la realidad de la profesión.

Los exámenes, con tendencia a inflar las notas⁴, no son un medio óptimo para determinar la eficacia de la comunicación de un alumno dentro de un equipo, en particular el trato dentro de una jerarquía.  

Ni siquiera los trabajos en grupo son adecuados para enseñar a los aspirantes a profesionales sanitarios a asumir un papel de liderazgo. Para fomentar la educación y la preparación, la instrucción debe impregnarse de resiliencia para que no solo se sobreviva sino que se prospere dentro del sistema sanitario. 

Pero para ello se requiere un conocimiento más exhaustivo de la comprensión y del progreso de los alumnos. Los datos están ahí y, cuando se aíslan y se analizan adecuadamente, ofrecen una visión profunda. 

Llevar a cabo simulaciones estandarizadas para los estudiantes produce datos que permiten obtener información estratégica sobre la que se puede actuar y así reducir la desigualdad y el sesgo inconsciente en la educación⁵.

Es fundamental utilizar un software que pueda agregar y realizar análisis para encontrar respuestas a preguntas generales, en entornos individuales, entre pares y de grupo, que son los mayores desafíos en la preparación⁶:

¿Existen retos o dificultades comunes a toda la cohorte? 
¿Dónde ocurren la mayoría de las rupturas en la comunicación o en la continuidad de los cuidados? 
¿Tienen dificultades los estudiantes para dominar una habilidad o un aspecto específicos del trabajo?
 

A medida que estas respuestas empiezan a clarificarse, el profesorado se ve capacitado para tomar medidas específicas para superar los obstáculos de aprendizaje a los que se enfrentan sus alumnos. La utilización de la metodología de pares para agrupar a estudiantes con resultados de aprendizaje diferentes ayuda a ambos estudiantes. Cada miembro del par puede ver una nueva perspectiva de alguien de su nivel, además de reforzar sus propias habilidades al tener que impartir conocimientos a otra persona⁷.

Esto no solo proporciona una vía de aprendizaje adicional, sino que también ahorra tiempo a los docentes. Liberados de la instrucción directa, los instructores pueden seguir explorando los resultados de aprendizaje de las simulaciones, así como observar las habilidades sociales de sus estudiantes. Con esta mejor visión de conjunto, los educadores tienen la posibilidad de llegar a más estudiantes sin que se produzca una merma en la impartición de la enseñanza. 

Con el tiempo, el uso de datos de varias clases ofrece aún más ventajas. La evaluación de cohortes revelará patrones, como periodos de incorporación lentos y puntos de crecimiento rápidos. Identificar estos intervalos respectivos es beneficioso para influir en el futuro cumplimiento del plan de estudios. 

Por ejemplo, a lo largo de varios ciclos de clase, se descubre que los estudiantes muestran una rápida adaptación a la metodología del Capítulo 2, pero necesitan más tiempo para los elementos del Capítulo 6. Los educadores se adaptan planificando su programa con un Capítulo 2 más corto y entregas más largas para el Capítulo 6, respectivamente.

A nivel de la administración institucional, esta información ayuda a asignar a los educadores a las cohortes más adecuadas a sus métodos de enseñanza⁸. Por ejemplo, los estudiantes del Profesor A tienden a sobresalir en las últimas etapas de su formación, pero tienen dificultades al comienzo. Sería mejor para todos los implicados si se le hiciera responsable de la enseñanza de los estudiantes en las últimas etapas. 

Al igual que ocurre con los conocimientos sobre los estudiantes, es vital contar con un software proporcione correctamente los análisis con este proceso. Sin embargo, si existen prácticas estandarizadas para evaluar a todas las partes involucradas, al grabar y hacer los cálculos manualmente se obtienen los mismos resultados.