El aprendizaje formalizado con iguales ofrece una manera eficaz y eficiente de aprender o practicar destrezas y procedimientos clave. En un momento en el que los recursos deben estirarse al máximo y las demandas al personal son mayores que nunca, la formación entre iguales ofrece a los estudiantes la posibilidad de aprovechar un valioso recurso: sus propios compañeros. Este método también permite realizar más prácticas que los métodos tradicionales de formación y aprendizaje, ya que no es necesario contar con la presencia de un instructor capaz de impartir la formación mediante simulación y debriefing.
La formación entre iguales permite a los miembros de grupos pequeños formarse unos a otros mediante diferentes conjuntos de escenarios de formación formalizados. Los escenarios son estandarizados, con frecuencia incluyen funciones de puntuación y comentarios, para permitir que los grupos de alumnos practiquen por su cuenta hasta que consigan la competencia y confianza deseadas. A esto se le denomina “aprendizaje para el dominio” o “práctica deliberada”. Este tipo de formación es beneficiosa también porque en ella suelen participar alumnos que proceden del mismo grupo o compañeros de una sala. Su objetivo no es sustituir las actividades de formación y aprendizaje diseñadas y realizadas por el personal, sino complementarlas y mejorar la calidad de la formación global.